La puerta

Coordenadas del desamor, restos de lo que fue.
Viejo aljibe de piedra, manillar de crepúsculos.

Tibios amaneceres renuentes en exilio
¿dónde se me extraviaron?

De bruces, el viandante lleva copos de luna
para calmar misterios.

Fatal incertidumbre de quien todo ha perdido
y se entrega en albures
sin saber desde dónde resonarán los ecos.

Voy a cruzar la línea que marca plenilunios,
quedarán los sabores perdidos entre herrumbre
y vasijas de barro cuarteadas y resecas.

Sacerdotes ofician  ínclitas ceremonias
para exhumar recursos de sabias bayaderas.

Yo buscaré refugio
portando el estandarte legado por un cisne.

Sacudiré pelusas de mi abrigo de niebla
y envuelta en la llovizna como un velo de novia
viajaré sin retorno
para buscar la llave perdida en lontananza
(ya no recuerdo cuando,  ni cuál era la puerta)



Catalina Zentner Levin

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